CADA DÍA MAS PELIGROSO ESTADOS UNIDOS
Por: Multimedios LZO, la Agencia de Prensa
Edisto Beach, Carolina del Sur – 5 de octubre de 2025 – En un país donde la justicia debería ser un baluarte inquebrantable, un incendio devastador ha sacudido las costas de Carolina del Sur, destruyendo la casa de la jueza Diane Goodstein y dejando a tres de sus familiares heridos graves. Lo que en principio parece una tragedia doméstica se tiñe de sombras siniestras: amenazas de muerte recibidas por la jueza tras un fallo controvertido que bloqueó la entrega de datos sensibles de votantes al Departamento de Justicia de EE.UU. (DOJ). ¿Coincidencia o atentado calculado? Mientras la División de Cumplimiento de la Ley del Estado (SLED) investiga posibles causas criminales, este incidente expone las grietas en la protección de quienes osan desafiar presiones políticas en un año electoral cargado de tensiones.

El Incendio: Una Mañana de Horror en la Playa
El sábado 4 de octubre de 2025, alrededor de las 11:30 a.m. EDT, una «explosión aparente» irrumpió en la idílica residencia de la jueza Goodstein, ubicada en el exclusivo vecindario de Jeremy Cay en Edisto Beach. La propiedad, valorada en más de 1.15 millones de dólares y con vistas al océano, se convirtió en una bola de fuego en minutos, dejando solo escombros humeantes. Goodstein, de 69 años, tenía la suerte de estar paseando por la playa en ese momento, pero su familia no corrió la misma fortuna.

Tres seres queridos resultaron heridos en la evacuación desesperada:
- Arnold Goodstein, su esposo de 80 años y exsenador estatal demócrata (quien sirvió en la Cámara y el Senado de Carolina del Sur en los años 70), sufrió fracturas múltiples en caderas, piernas y pies tras saltar desde una ventana o balcón para escapar. Fue evacuado en helicóptero por el servicio C.A.R.E. Flight hasta el Medical University of South Carolina (MUSC) en Charleston, donde su condición se reporta como grave pero estable.
- Arnold Goodstein II, su hijo, y posiblemente un nieto o familiar cercano, también fueron hospitalizados con heridas por caídas y exposición al humo. Uno de ellos requirió rescate en canoa de un terreno pantanoso detrás de la casa, con ayuda de vecinos valientes que respondieron a las sirenas y el humo negro que se elevaba como una señal de auxilio.
El jefe de Justicia de la Corte Suprema de Carolina del Sur, John W. Kittredge, confirmó el suceso en un mensaje a colegas judiciales: «La familia tuvo que escapar saltando por una ventana o balcón. Hubo lesiones por la caída, como piernas rotas». Vecinos capturaron el incendio en video, mostrando llamas voraces y un rescate caótico que subraya la fragilidad de la vida ante lo imprevisible.
El Telón de Fondo: Un Fallo que Enfureció a Washington
Este no es un incendio aislado; huele a represalia. Hace apenas un mes, en septiembre de 2025, la jueza Goodstein emitió una orden de restricción temporal (TRO) que paralizó al Comité Estatal de Elecciones de Carolina del Sur (SCEC) en su intento de entregar datos confidenciales de más de 3.3 millones de votantes al DOJ. La información solicitada –nombres completos, fechas de nacimiento, direcciones, licencias de conducir y los últimos cuatro dígitos de números de Seguro Social– era parte de una iniciativa federal bajo la administración Trump para «limpiar» listas electorales y detectar irregularidades.
La demanda, impulsada por una votante llamada Dr. Anne Crook, argumentaba violaciones a la privacidad bajo la Constitución estatal (Artículo I, Sección 10) y leyes de protección de datos. Goodstein, en su fallo, criticó al SCEC por no notificar a los afectados y ordenó detener la entrega hasta una audiencia el 10 de septiembre. Fuentes cercanas revelan que, tras esta decisión, Goodstein recibió múltiples amenazas de muerte, intensificadas por críticas públicas de figuras como Harmeet Dhillon, nominada como Asistente Fiscal General para Derechos Civiles por Trump, quien la tildó de obstruccionista en redes sociales.
Sin embargo, el 11 de septiembre, la Corte Suprema de Carolina del Sur revocó la orden de Goodstein, calificándola de «claramente errónea» por fallos procesales: no justificó el éxito probable de la demanda ni notificó adecuadamente al SCEC. Esto allanó el camino para la entrega de datos, pero dejó a la jueza en el ojo del huracán. ¿Basta un mes para que las palabras se conviertan en fuego?
La Investigación: ¿Arson o Destino Cruel?
La SLED ha tomado las riendas, enfocándose en «juego sucio» (foul play), incluyendo posibles actos de arson (incendio provocado). Aunque no hay confirmación oficial de atentado, el historial de amenazas y el timing –justo cuando la polarización electoral hierve– avivan sospechas. Kittredge ha ordenado patrullas adicionales para proteger a Goodstein y su familia, reconociendo el «clima tóxico» que rodea a los jueces en temas sensibles.
Goodstein, elegida por primera vez en 1998, ha servido en el Comité Asesor de Jueces de Circuito y la Comisión de Conducta Judicial, ganándose respeto por su integridad. Su esposo, un empresario en quiebra en 2008 pero un pilar político demócrata, añade un matiz bipartidista al drama. Mientras tanto, en un año donde la integridad electoral es un campo minado, este suceso resuena como un eco de violencia contra instituciones: recordemos las amenazas a jueces en Georgia o Arizona por casos de 2020.
Este incendio no es solo una pérdida material; es un asalto simbólico a la independencia judicial. En EE.UU., donde el 70% de los jueces reportan amenazas crecientes según un estudio de 2023 del Brennan Center, incidentes como este erosionan la fe en el sistema. ¿Cuántos fallos valientes quedarán silenciados por miedo? Exigimos:
- Una investigación exhaustiva y transparente por la SLED y el FBI, con actualizaciones públicas diarias.
- Medidas de protección inmediata para jueces expuestos, incluyendo fondos federales para seguridad.
- Un debate nacional sobre la retórica tóxica en elecciones: las palabras de líderes como Dhillon no caen en vacío.
La jueza Goodstein, caminando por la playa ese fatídico sábado, representa a todos los guardianes de la ley que pagan caro su coraje. Que este fuego no apague la luz de la justicia, sino que ilumine la necesidad de unidad. Santo Domingo Este, Carolina del Sur: en continentes distintos, las luchas por derechos –laborales o electorales– nos unen contra el autoritarismo disfrazado.
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